ndependientemente de
cuáles sean las consecuencias finales de la crisis de Chipre —sabemos que van a
ser negativas; simplemente no sabemos con exactitud la forma negativa que
adoptarán—, hay algo que parece seguro: por el momento, y probablemente en los
años venideros, la nación isleña tendrá que mantener unos controles bastante
draconianos sobre los movimientos de capital hacia dentro y fuera del país. De
hecho, es muy posible que los controles ya estén en vigor cuando ustedes lean
esto. Y eso no es todo: dependiendo de cómo evolucione esto exactamente, es muy
posible que los controles chipriotas sobre el capital cuenten con la bendición
del Fondo Monetario Internacional (FMI), que ya respaldó controles similares en
Islandia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario