lunes, 1 de abril de 2013

CANCIÓN TRISTE DEL DINERO CALIENTE

Paul Krugman / El País
ndependientemente de cuáles sean las consecuencias finales de la crisis de Chipre —sabemos que van a ser negativas; simplemente no sabemos con exactitud la forma negativa que adoptarán—, hay algo que parece seguro: por el momento, y probablemente en los años venideros, la nación isleña tendrá que mantener unos controles bastante draconianos sobre los movimientos de capital hacia dentro y fuera del país. De hecho, es muy posible que los controles ya estén en vigor cuando ustedes lean esto. Y eso no es todo: dependiendo de cómo evolucione esto exactamente, es muy posible que los controles chipriotas sobre el capital cuenten con la bendición del Fondo Monetario Internacional (FMI), que ya respaldó controles similares en Islandia.

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