Patricia Tubella / El País
El Estado de bienestar
afronta en Reino Unido la reforma más drástica de su historia y las secuelas de
ese paso las sufrirán los más desfavorecidos. La sociedad británica ha estado
tradicionalmente orgullosa de un sistema que desde la posguerra conjuga la
liberalidad de su mercado con una sólida red de prestaciones sociales. El
primer paquete de medidas aprobado por el Gobierno del conservador David Cameron con el objetivo de paliar el déficit público ha entrado este
lunes en vigor, con una rebaja de las ayudas a la vivienda social, a las
familias más modestas en el pago de los abultados impuestos municipales o a los
ciudadanos sin recursos para costear litigios ante los tribunales, junto a una
remodelación de la gestión sanitaria donde primará el estricto control del
gasto.
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