Edgar Gonzalaez Ruíz / Contralínea
Los tres últimos pontífices han sido figuras emblemáticas de la ultraderecha católica.
El anticomunista polaco Karol Wojtyla (Juan Pablo II) fue protector de
curas pederastas a la vez que enemigo del aborto y de los
anticonceptivos; el alemán Joseph Ratzinger (Benedicto XVI), nazi en su
lejana adolescencia, que en su carrera eclesiástica se distinguió como
perseguidor de movimientos progresistas; y su sucesor, el jesuita
argentino Jorge Mario Bergoglio, de 76 años, prelado representativo del
inmenso poder de la alta jerarquía católica en naciones de Suramérica,
donde incluso colaboró con los gobiernos militares.
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