Benedicto XVI se ha visto incapaz de gobernar la Iglesia en medio de numerosos escándalos
Quiso poner en orden la moral y las cuentas vaticanas
P. O. /
Roma / El País
Durante meses, en plena vorágine del caso Vatileaks,
algunos sectores de la curia –los diplomáticos vaticanos— pidieron a
Benedicto XVI que destituyera a su viejo amigo y teórico hombre de
confianza, el cardenal Tarsicio Bertone, secretario de Estado del Vaticano.
Algunos lo consideraban un advenedizo, sin el mundo suficiente para
desempeñar un cargo de tanta prestancia, y otros un obstáculo para los
deseos de Joseph Ratzinger de poner orden en la moral y las cuentas
vaticanas. A unos y otros, el Papa alemán despachaba con la misma frase:
“Yo ya soy un papa viejo…”.
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