El Pontífice desea dejar paso a un sucesor con fuerza para cortar los escándalo
- Benedicto XVI renuncia
agotado por las intrigas y la edad
- El Vaticano asegura que el Papa no renuncia por enfermedad
Pablo Ordaz Roma / El País
Unas semanas después
de regresar de su viaje a Cuba y México, en marzo de 2012, durante sus vacaciones en Castel
Gandolfo, Joseph Ratzinger se asomó a un pozo muy oscuro que solo sus ojos
estaban autorizados a ver. Un informe, elaborado por tres cardenales
octogenarios, sobre la masiva fuga de documentos secretos que sacudió al Vaticano y que solo cesó tras la detención de Paolo Gabriele, el ayudante de cámara de Benedicto
XVI.
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