José Yuste - Dinero en Imagen
El gobierno del presidente López Obrador se salió del guion sostenido durante toda la administración, donde el mantra fue la ortodoxia financiera, el no endeudarse ni caer en un déficit fiscal fuerte. El paquete presupuestal 2024, el del último año del sexenio, sí trae un déficit presupuestal de casi 5% del PIB, mucho más alto que los anteriores, y sí planea contratar 1.9 billones de pesos de deuda, que sería el 19% del gasto total.
HAY DIFERENCIAS
De inmediato se hicieron las comparaciones sobre herencias financieras delicadas, sobre todo en el cambio de sexenio. Y fue inevitable recordar la de Carlos Salinas a Ernesto Zedillo, donde Salinas dejaba 30 mil millones de dólares en Tesobonos, contabilizados como deuda interna, pero que, en realidad, se pagan en dólares y, más bien, eran deuda externa. Esto puso nerviosos a los mercados.
Zedillo acusó a Salinas de no querer devaluar a tiempo. Salinas acusó a Zedillo de realizar una pésima devaluación al avisar, a empresarios y sindicatos, que sí se iba a devaluar. Salinas acuñó esa acción como “el error de diciembre”. Y, claro, tuvo como de telón de fondo si Pedro Aspe se podía mantener como secretario de Hacienda (como quería Salinas) o si Jaime Serra y Luis Téllez lo aceptaban (como quería Zedillo).
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