Lorenzo Meyer - Diario de Yucatán
En la Grecia clásica se interpretó a la historia como un proceso cíclico: surgimiento, desarrollo, auge, decadencia y vuelta a empezar.
El optimismo renacentista del progreso creyó poner fin a esa visión, pero a veces pareciera que aquellos griegos no andaban tan desencaminados. Al menos a esa conclusión se puede llegar al presenciar la polémica y el choque entre el gobierno y la oposición en torno a los libros de texto, que es una variante de la confrontación original entre los liberales y los conservadores y la Iglesia católica a mediados del siglo XIX.
Ese choque se volvió a dar, aunque en otra dimensión, entre aquellos constituyentes de 1916 que propusieron marginar del todo en el sistema educativo cualquier influencia religiosa y los más moderados.
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