Claudia Luna Palencia - El Diario de Coahuila
Si a principios de enero nos hubiesen pasado la película de nuestras vidas en plenitud de agosto –con el estío ardiente– muy posiblemente nos hubiésemos tomado con otra actitud lo mal que se ha puesto el año, nuestro entorno y el mundo entero.
Llevamos siete larguísimos meses recibiendo malas noticias, una detrás de otra, de manera dosificada. Al final, nos hemos acostumbrado a esta mala medicina tan amarga.
Rusia y su maldita invasión a Ucrania ideada por un “filósofo” que añora a la antigua URSS. Estados Unidos y su maldito imperialismo. China y su maldita ambición económica y tecnológica. Con este escenario, el mundo nos durará tres días.
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