- Una ola de ataques del gobierno a los líderes de la iglesia ha extinguido la única voz independiente que quedaba en la nación centroamericana.
Por Alfonso Flores Bermúdez, Anatoly Kurmanaev y Yubelka Mendoza - The New York Times
MATAGALPA, Nicaragua — Fue la voz crítica más destacada en Nicaragua, utilizando su púlpito para denunciar la detención de opositores por parte del gobierno y la supresión de los derechos cívicos. Pero, la semana pasada, el gobierno vino por él.
El impactante arresto del obispo Álvarez el viernes, el sacerdote de mayor rango que ha sido detenido en América Latina por opiniones políticas en décadas, fue la medida más reciente y más agresiva del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, contra la Iglesia católica. Hasta ahora, era la única institución que había escapado a su control tras 15 años de gobierno ininterrumpido.
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