José Luis de la Cruz - El Sol de México
Durante las últimas semanas se ha observado el ascenso de la disputa geoeconómica y geopolítica entre Estados Unidos y China: Taiwán es el reciente escenario de la serie de desencuentros entre las dos potencias.
Las fricciones comenzaron a observarse cuando el gobierno de George W. Bush comenzó, tímidamente, a presionar a China para apreciar su moneda, algo que no ocurrió.
La disputa tomó otra dimensión con la confrontación directa que Donald Trump impulsó bajo su objetivo de recapturar el control de las cadenas de valor asociadas a las manufacturas, su objetivo era fortalecer el “Made in America”.
En el medio quedó la débil iniciativa de Barack Obama para revitalizar su industria manufacturera; un vacío que Biden busca llenar con su estrategia de innovación y desarrollo, especialmente en semiconductores.
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