- “No se trata, desde luego, de dejar de ser rehenes de los cárteles para comenzar a ser rehenes de los soldados. Pero sí de asimilar la gravedad de la situación y discutir nuestras opciones sin mezquindades políticas”.
Jorge Zepeda Patterson - Sin Embargo
El ataque a ciudadanos de manera azarosa y sin ningún otro motivo que enviar un mensaje quizá no sea una táctica inédita del crimen organizado, como dijo el Presidente, pero sin duda ha adquirido en los últimos días una intensidad como no se había visto antes. La excelente pluma de la reportera Elena Reina del diario El País, lo describió a cabalidad este sábado: “Un vecino va a una pizzería a cenar, o a una tienda de alimentación, o a echar gasolina a su coche, o vuelve del trabajo en un autobús de la fábrica, cuando todo estalla. Cuando la mecha que se prendió tras la rejas de una cárcel, gobernada por todos menos por el Estado, se extiende a la puerta de su casa. Y entonces una ciudad completa se convierte en un macabro escenario bélico, que es para los criminales campo abierto donde pasearse con bombas y rifles de asalto desatando el pánico y acribillando a gente a quemarropa, como si estuviera en un videojuego”.

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