- El máximo responsable de las finanzas públicas mexicanas cree que no habrá una rebaja de la calificación de la deuda este año
Mediodía del viernes. El secretario (ministro) de Hacienda de México, Carlos Urzúa, recibe a EL PAÍS en un receso de la convención bancaria de Acapulco (Guerrero, suroeste) en mangas de camisa y con cara cansada. Es una de las primeras citas con un medio de comunicación desde que asumió el cargo, el pasado 3 de diciembre. Tanto él —máximo responsable económico del Ejecutivo de Andrés Manuel López Obrador (Morena)— como su mano derecha, Arturo Herrera, aprovechan la mayor cita financiera anual para exponer sus planes a los inversores extranjeros. Quieren evitar más sobresaltos: primero fue la cancelación del aeropuerto y ahora, la indefinición sobre el futuro de Petróleos Mexicanos (Pemex). De lo que ocurra con la firma estatal depende en buena medida la salud de las finanzas públicas a corto plazo: la calificación de la deuda mexicana está en juego. Habla una de las voces de mayor confianza del nuevo presidente en lo económico.
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