domingo, 22 de julio de 2018

LA NUEVA REVOLUCIÓN DE NICARAGUA

  • El país se adentra en una fase de incertidumbre después de que Ortega elevase la represión y ante la certeza de que sus críticos no van a ceder en las protestas
Javier Lafuente - Managua - El País
“Le troncharon sus sueños, no era para que terminara de esta manera”. Gerald Vázquez quería graduarse en la universidad y seguir zapateando El solar de Monimbó, su canción preferida para bailar. Hace tres meses aparcó sus planes para unirse a las protestas estudiantiles contra Daniel Ortega. El fin de semana pasado, durante el asedio a la Universidad Nacional Autónoma de Managua (UNAN), el último bastión de resistencia de los jóvenes, una bomba estalló cerca de él. Le dejó grogui. Fue la primera vez que le vieron refugiarse en la parroquia aledaña al campus la madrugada del sábado al domingo. La segunda, tenía un disparo en la cabeza. Los sueños de Vázquez, de 23 años, yacían este lunes en un ataúd, vestido con una guayabera blanca y un sombrero de palma. Envuelto en una bandera de Nicaragua manchada de sangre.

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