lunes, 30 de julio de 2018

EL SÍMBOLO Y LA CONSECUENCIA

Jesús Silva-Hérzog - El Siglo de Torreón
La política no puede darse el lujo de renunciar a los símbolos. Los necesita para convocar adhesión, para hacer comprensible el sentido a su acción, para articular un relato persuasivo y medianamente coherente. Requiere de símbolos también para ocultar lo insoportable. Por eso se empeña en la ceremonia, en los mensajes de la acción, en la cuidada envoltura de las decisiones. La política es representación, es decir, puesta en escena. Pero no hay política que viva de signos solamente. Será teatro, pero es más que teatro. La política es decisión y toda decisión política provoca efectos. La política empieza a contar cuando seduce la imaginación, pero adquiere seriedad cuando se hace cargo de sus consecuencias.

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