El proceso de designación del candidato del PRI a la presidencia de la república se reduce al acto de decirle al ungido --como Echeverría con López Portillo y como los cardenales ante la votación del siguiente papa-- si aceptaría la carga del despacho presidencial.
Sin embargo, detrás de cada decisión ha habido un estilo personal y el presidente Peña Nieto ha dejado entrever cuáles son los rasgos principales de su estilo: apostarle a la victoria, aunque su problema en designación de candidatos a gobernador fue la falta de compromiso político de los candidatos.
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