Ilán Semo - Periódico La Jornada
Los orígenes de las fuerzas, las identidades y los móviles que se expresaron en el plebiscito catalán del primero de octubre se remontan, por lo menos, a los años cincuenta del siglo pasado. Si el franquismo devastó Barcelona con uno de los bombardeos más inclementes de la guerra civil, en los años que siguieron la devastación fue política, social y cultural. Los crímenes masivos contra opositores al régimen se prolongaron hasta el principio de los años sesenta. Los juicios de la memoria histórica que el Tribunal Supremo anuló en 2010, se proponían, entre otras cosas, rescatar los testimonios de esta profundísima herida. La prohibición de la lengua y la persecución de todas las manifestaciones culturales propias, las imposiciones económicas y fiscales, la desagregación siempre violenta de los intentos por constituir una sociedad civil local fueron tan sólo algunos rasgos de una política que, como en ninguna otra región de España, nunca encontró una base de consenso durante el franquismo.
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