Jacobo García - El País
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) consumó este martes la expulsión por capítulos de un desaparecido, la del exgobernador de Veracruz, Javier Duarte. Una decisión a medio camino entre el gesto político y el brindis al sol.
Después de 13 días sin noticias del que fuera el todopoderoso mandatario de Veracruz, el partido en el que se amamantó políticamente y al que pertenece el presidente Enrique Peña Nieto decidió que su comportamiento no fue ético y que dañó la imagen de la formación.
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