- Para poder hacer lo correcto, el continente debe dejar de sustituir análisis por moralización
En los cinco años que han transcurrido desde que empezó la crisis del
euro, la lucidez ha escaseado considerablemente. Pero esa falta de
claridad tiene que acabar ya. Los últimos acontecimientos de Grecia
suponen un desafío crucial para Europa: ¿es capaz de dejar atrás los
mitos y la moralización, y afrontar la realidad de una forma que respete
los valores esenciales del continente? En caso contrario, todo el
proyecto europeo -el intento de consolidar la paz y la democracia
mediante una prosperidad compartida- sufrirá un golpe terrible, tal vez
mortal.
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