- La entidad reduce su pronostico de crecimiento del PIB y lo deja entre el 2,5% y el 3,5%
La economía mexicana vuelve a alejarse de sus objetivos. En el año en
que se esperaba que las reformas estructurales, especialmente el fin del
monopolio del petróleo, permitiesen recuperar el brío, el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens,
ha hecho un ejercicio de realismo y ha reducido las expectativas de
crecimiento. La autoridad monetaria, al tiempo que aleta del riesgo de
un segundo ajuste en el gasto público, ha rebajado medio punto el
aumento del PIB previsto para 2015, hasta situarlo en la horquilla del
2,5% al 3,5%. Un mal arranque que, debido a la “persistencia en las
dificultades para el entorno macroeconómico”, seguirá en 2016, donde
también se recorta la tasa hasta dejarla entre el 2,9% y 3,9%.
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