Jorge Zepeda Patterson / El Siglo de Torréon
En 1999 Warren Buffet, uno de los tres hombres más ricos del mundo,
anunció que no heredaría a sus tres hijos su inmensa fortuna: pensaba
otorgar 10 millones de dólares a cada uno de sus seis descendientes y el
resto quería dejarlo a obras de caridad. Cuestionado por la
"mezquindad" hacia sus parientes, considerando que su fortuna supera los
60 mil millones de dólares, explicó sus motivos. Primero dijo que sus
hijos eran personas maravillosas y sabrían cómo crecer una herencia que
la inmensa mayoría no tiene al nacer. Y luego reveló el argumento de
fondo: "No veo una sola razón por la cual alguien que se sacó la lotería
deba recibir el poder para comandar los recursos de la sociedad. Sería
tanto como invitar a participar como competidores para las Olimpiadas de
2000 a las hijas y los hijos de quienes ganaron las medallas en el año
1976".
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