Samuel García / 24 Horas
Eufórico, un ex alto funcionario público buscaba convencerme hace unas
cuantas semanas sobre las extraordinarias expectativas que tiene
enfrente la industria automotriz asentada en el país. “Este año y los
que siguen va a crecer como nunca”, me repetía a la vez que me soltaba
sus cálculos optimistas sobre la derrama que significaría la expansión
de la industria automotriz en la economía, incluyendo al reformado
sector energético. Su optimismo sobre lo que este ‘jalón’ pudiera
representar para la industria era realmente contagioso.
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