- Desde la caída del Muro de Berlín se observa una apatía cada vez mayor en los sistemas democráticos. Necesitamos no sólo ausencia de violencia y garantías institucionales, sino también responsabilidad moral
El siglo XXI constituye una encrucijada. El final de la confrontación
entre el Este y el Oeste dejó abierta la posibilidad de un “nuevo orden
internacional”, basado en la expansión de la democracia por el mundo y
en un espíritu de paz. Sin embargo, ahora el entusiasmo que acompañó la
caída del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría parece muy lejano.
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