Rolando Cordera Campos / La Jornada
Estamos ante la
eminente necesidad de intentar un gran ajuste de la vida nacional; de
nuestra vida como colectividad, antes de que los pocos núcleos duros que
nos quedan para evitar la fragmentación social se desgasten como
resultado de la persistente pobreza económica y de que la dispersión de
la inseguridad se apodere de nuestras conjeturas cotidianas.
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