- La crisis de la izquierda se ahonda tras el encuentro entre el fundador del partido, que anuncia su marcha, y su cuestionado presidente
Llegaron, se saludaron, hablaron y todo quedó como estaba, es decir,
mal. El cara a cara, con luz y taquígrafos, entre el que fuera líder
moral y fundador del PRD,
Cuauhtémoc Cárdenas, y el actual presente del partido, Carlos Navarrete,
puso de manifiesto que la crisis que vampiriza a la formación
hegemónica de la izquierda mexicana ha entrado en una espiral difícil de
frenar. Horas después de la esperada reunión, el propio Cárdenas,
creador del partido en 1989 y dos veces candidato presidencial, anunció a
través de una carta que abandonaba el PRD. Aunque su peso orgánico es
mínimo, su marcha deja sin un referente moral a la formación, inmersa en
una virulenta crisis por haber permitido la entrada en sus filas del
sanguinario alcalde de Iguala, y por su lentitud a la hora de forzar la
caída del gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, un dinosaurio
procedente del PRI en cuyo mandato el Estado quedó en manos del narco.
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