lunes, 24 de noviembre de 2014

LA CHISPA

León Bendesky / La  Jornada
La crisis económica de 2008 ha dejado en claro que una de sus principales consecuencias ha sido el fuerte castigo a la demanda, es decir, al gasto de consumo e inversión. En la reciente reunión del G-20 en Australia se afirmó que el mundo está aún muy lejos de conseguir un crecimiento fuerte, sostenido y balanceado.

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