León Bendesky / La Jornada
En un entorno de gran
tensión social como el que prevalece hoy en el país, no pueden existir
las condiciones para la franca recuperación de la economía. Tampoco se
puede sostener la tan reiterada estabilidad macroeconómica que sigue
definiendo la política monetaria, ni mantener la fortaleza de las
finanzas públicas. En el marco de tanta fragilidad cada quien mira por
sí mismo y trata de proteger lo que tiene. Así no pueden elevarse la
inversión y el consumo, ni pueden crecer el empleo y las remuneraciones
del trabajo.
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