Los demás lo hemos hecho tan mal que el caso japonés ahora casi parece un modelo de conducta
Paul Krugman / El País
Durante casi dos décadas, se ha hablado de Japón como de un cuento con moraleja,
una perfecta demostración de cómo no dirigir una economía avanzada.
Después de todo, este país insular es aquella superpotencia en auge que
dio un traspié. Parecía que iba camino de dominar la economía mundial
mediante la alta tecnología y, de un día para otro, caía víctima de un
estancamiento y una deflación aparentemente interminables. Y los
economistas occidentales criticaban con mordacidad las políticas
japonesas.
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