Raymundo Riva Palacio / Eje Central
RIO DE JANEIRO.—La promesa del gobierno brasileño en 2007 cuando la FIFA le otorgó a Brasil la Copa del Mundo de Futbol,
era que en 2014 verían a una nación moderna e innovadora. Pero la
metáfora de lo que ha sucedido la dio el propio ministro del Deporte,
Orlando Silva, autor de tan temeraria –vista en el tiempo- afirmación en
el periódico Folha de Sao Paulo: fue despedido meses después, acusado de recibir sobornos.
Si así empezó todo, ¿cómo terminará? No se sabe aún, pero “la mejor
Copa del Mundo en la Historia”, como la prometió, se convirtió en la peor pesadilla de los 17 países que han organizado el torneo.
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