Hace solo unos años los emergentes eran un pilar de la economía mundial; ahora son una amenaza
Moisés Naím / El País
Los países emergentes son como los adolescentes: propensos a
los accidentes. Se caen, resbalan, los empujan, corren riesgos innecesarios…
Por supuesto que, tal como nos demostraron hace poco EE UU y Europa, a veces
las naciones maduras también se comportan de manera inmadura. Sus accidentes
son menos frecuentes, pero cuando los tienen son enormes. El mundo aún está
pagando con desempleo y pobreza las irresponsables audacias financieras de
bancos, Gobiernos y consumidores de los países más ricos. Y ahora nos viene una
crisis en los emergentes, esos países de menores ingresos cuyas economías y el
bienestar de su gente venían expandiéndose a un ritmo sin precedentes.
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