domingo, 12 de enero de 2014

APOSTAR AL DESARROLLO

Luis Rubio / El Siglo de Torreón
¿Apostar por el desarrollo o por la influencia? Para las grandes potencias no existe distinción: una cosa se deriva de la otra. Pero la disyuntiva es real para un país que todavía está por lograr el desarrollo y satisfacer las necesidades, incluso las más elementales, de su población. El asunto se tornó álgido cuando un brasileño derrotó a Herminio Blanco como cabeza de la Organización Mundial de Comercio. Muchos le recriminaron al gobierno por haberse concentrado en sus relaciones económicas con el exterior en lugar de construir una capacidad de influencia en el mundo. La derrota duele, pero el país ha tomado la apuesta correcta, aunque no con la intensidad requerida.

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