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- FOTOGALERÍA Rehenes de Los Templarios
- Paula Chouza - Apatzingán-El País
Joel no sabe dónde estuvo entre el 4 de diciembre y el 3 de enero
pasados. “Olía a toronjas (pomelos), estábamos acostados en una parcela
de tierra, con árboles encima, es todo lo que sé”. Él y otros tres
hombres, atados entre sí y sin apenas poder hablar. “Nos golpeaban si
conversábamos”. Joel tiene 30 años y vive en un poblado rural del
municipio de Buenavista, Michoacán (México). La localidad, de unos
42.000 vecinos, se levantó en armas hace once meses, cuando los
ciudadanos se hartaron de los abusos del cártel de los Caballeros Templarios, una escisión de la Familia Michoacana que domina la región de Tierra Caliente
desde su aparición en 2011. Durante años, ha sometido a la población de
la zona a extorsiones, secuestros, violaciones y asesinatos. La
actividad de los Templarios, que controla buena parte del tráfico de
droga en México, ha convertido a Michoacán en uno de los estados más
violentos del país. Tan solo en 2013 hubo 990 homicidios.
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