domingo, 26 de enero de 2014

UN TEMA DIFÍCIL

Sara Sefcovich / El Universal
Hace unos días Edgar Tamayo Arias, recibió la inyección letal que terminó con su vida. Estaba acusado del asesinato de un polícia. En las semanas previas hubo una fuerte movilización tanto del gobierno como de sus familares y paisanos (era originario del Estado de Morelos) pidiendo que se le concediera el perdón. Dicha petición se basó a mi juicio en argumentos equivocados, pues lo que se dijo fue que el castigo se debió al hecho que se trataba de un mexicano ("Es un pecado ser mexicano en Estados Unidos", decía una pancarta), siendo que ese no era el problema. Al señor Tamayo no lo acusaron por ser mexicano sino por asesinato.

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