Sin
cambiar los hábitos corporativistas y rentistas de una parte del empresariado
no saldremos de la crisis. Hacen falta líderes que rompan el mercantilismo
plutocrático en el que estamos inmersos
Ángel Pascual-Ramsay / El País
Entre el ruido y la furia antipolítica
que enturbia hoy la conversación pública española, un hecho esencial parece
haber quedado olvidado: fue el sector privado, no el público, el que causó la
crisis. La actuación de nuestros políticos ha sido sin duda inadecuada, pero
fue determinada élite empresarial y financiera la que, con sus decisiones
privadas de inversión y abuso del crédito, llevó al país al borde de la
quiebra. No se trata de culpabilizar, sino de hacer un diagnóstico acertado de
las causas de la crisis para así poder superarla y no volver a repetirla. Las
indudables limitaciones de nuestras instituciones públicas y Administración no
eximen de su responsabilidad a determinada élite empresarial de haber
construido un modelo económico con pies de barro incapaz de hacer frente a la
crisis internacional.
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