José Fernández Santillan / El Universal
Apenas había ocurrido la explosión en la Torre B2 de Pemex la tarde del
pasado 31 de enero, los cuerpos de seguridad de la paraestatal, la Cruz
Roja, los servicios de auxilio del gobierno del Distrito Federal, junto
con empleados y vecinos, se abalanzaron al lugar del siniestro para
ayudar a quienes habían resultado afectados. Las imágenes del suceso
recuerdan el sismo del 19 de septiembre de 1985, cuando de entre los
escombros de los edificios derruidos los rescatistas y voluntarios
sacaban, hermanados en el esfuerzo, cadáveres y personas sobrevivientes.
De aquel terremoto hemos aprendido mucho: ahora las labores de auxilio
están mejor coordinadas al tiempo que la solidaridad ciudadana se ha
consolidado.
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