León Bendesky / la Jornada
Durante ya más de seis
años la principal cuestión política en los países más desarrollados ha
sido el paro. Gente que pierde su empleo, jóvenes que no lo encuentran,
empresas que dejan de funcionar, máquinas e instalaciones subutilizadas,
crédito que no llega a quien lo necesita, familias que pierden su casa,
pensiones que se reducen, servicios sociales que se deterioran, pobreza
y marginación que crecen.
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