Aportaría medio punto al PIB europeo
Claudi Pérez / Antonio Caño / El País
Washington y
Bruselas anunciaron el miércoles el arranque de una negociación destinada a firmar un acuerdo de libre comercio en el
plazo de un par de años, algo que han perseguido —sin éxito— desde hace más de
medio siglo. A primera vista, un simple tratado comercial; en el fondo, un
movimiento esencial en la lucha por el liderazgo económico de las próximas
décadas, ante la pujanza imparable del dragón chino. Desesperados por encontrar
la piedra filosofal que les devuelva el crecimiento, Estados Unidos
y la Unión Europea planean una
especie de OTAN económica: una zona de bajos aranceles y regulación coordinada
que dé un nuevo empuje a las economías del Atlántico Norte, inmersas desde hace
tiempo en una dulce decadencia y con las cicatrices aún abiertas que ha dejado
la peor crisis desde los años treinta del siglo pasado.
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