Carlos Ramírez - El Independiente
Las trece furtivas corcholatas opositoras están incubando un problema político que podría reventar el proceso engañoso de elecciones preprimarias: la obligación de presentar una base mínima 150,000 firmas de apoyo provenientes de cuando menos el 75% de las entidades de la República.
La acreditación de firmas fue uno de los obstáculos más insalvables del modelo de candidaturas independientes en las elecciones del 2018, al grado de que llevaron a la cárcel al gobernador regiomontano Jaime Rodríguez Calderón y desbarrancaron a la candidata expanista Margarita Zavala.
La corcholata Xóchitl Gálvez anunció de manera oficial que rebasó con mucho el acopio de firmas, pero los primeros indicios revelan la inexistencia de mecanismos probatorios de la identidad, es decir, no todas llevan los requerimientos obligatorios de credenciales certificadas de elector, aunque los tres partidos el frente opositor no usarán los filtros estrictos del INE para certificar la veracidad de las identificaciones.
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