domingo, 27 de agosto de 2023

EL OPUS DEI, EN LA ENCRUCIJADA

  • Camino de su centenario, la Obra afronta tiempos decisivos después de que el papa Francisco le revocara su estatus de privilegio. Dirigentes, expertos y detractores explican la situación

Estampitas de san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, en la entrada de la sede de la organización en Roma. CATERINA BARJAU

Daniel Verdú - El País

 La sede principal del Opus Dei es un reflejo de su propia naturaleza. Villa Tevere, en el número 73 de la calle Bruno Buozzi, en el adinerado barrio romano de Parioli, podría ser invisible si uno pasa por delante distraído. El antiguo palacio de la Embajada de Hungría ante la Santa Sede no muestra más que una fachada de ladrillo gris y una puerta tras la que aparece un recibidor con dos dispensarios con estampitas. Si uno avanza, sin embargo, ocho edificios interconectados componen el articulado de piedra del corazón de una de las organizaciones más influyentes de la Iglesia católica. El oratorio, inspirado en una basílica de la época romana, así como la tumba del fundador, san Josemaría Escrivá de Balaguer, y de su primer sucesor, Álvaro del Portillo, están excavados en el subsuelo en una virguería constructiva. Un universo nacido cuando el autor de Camino, cuaderno de bitácora de la Obra, decidió trasladarse a Roma para expandir su visión religiosa. La maqueta del J. J. Sister, el buque mixto de carga y pasajeros en el que emprendió aquel viaje un viernes 21 de junio de 1946, a las 17.46, desde el puerto de Barcelona, se encuentra en el salón que sirvió para las primeras tertulias y que sus sucesores siguen usando en la prelatura personal de la Santa Sede. Ahora, quizá más que nunca desde la fundación, con un Pontífice jesuita que ha diluido su jerarquía en la Iglesia universal, el Opus Dei se encuentra de nuevo en una encrucijada que marcará su futuro.

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