- El polémico artículo se acordó en una mesa paralela al Senado de la que fue excluido Ricardo Monreal y en la que sí participaron el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y el dirigente de Morena, Mario Delgado
Andrés Manuel López Obrador lanzó un órdago en primavera. Durante una de sus conferencias matutinas anunció un ambicioso vuelco a la regulación electoral que pasaba por cambiar hasta 18 artículos de la Constitución. El plan de máximos del presidente provocó un reagrupamiento de la oposición y acabó muriendo en la orilla al no disponer Morena de los votos suficientes para sacar adelante reformas constitucionales por su cuenta. Pero, igual que sucedió con la reforma eléctrica, el presidente tenía guardada otra carta en la manga: un paquete de leyes secundarias que solo necesitan la mayoría simple de Morena y sus aliados.
Por el camino se habían quedado parte de los cambios más polémicos, como la reducción del número de diputados y senadores o que los consejeros electorales fueran elegidos de forma directa por la ciudadanía. “Claro que no es lo mismo una reforma constitucional que una de ley. Pero algo es algo”, dijo el mandatario a principios de diciembre confiado en que todo había quedado bien atado. Su “plan B” no iba ser más que un trámite en el Congreso. Lo que el presidente no había previsto era que una negociación que se dio a sus espaldas amenazaba con tirar por tierra su plan.

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