Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto - Expreso
La idea de un militar en la Presidencia de la República, ya sea un general retirado o incluso en activo, se formuló primero en Palacio Nacional y después salió directamente del Palacio de Bucareli. Hace unas semanas el secretario Adán Augusto López mandó sembrar esa idea entre opinadores y analistas que la esbozaron sin mucho ruido en algunos medios; luego el propio titular de Gobernación, operador personalísimo del presidente López Obrador, la soltó el pasado sábado en el Congreso local de Hidalgo, a donde acudió justamente a defender y apoyar la militarización del país con la reforma al artículo 5o. Transitorio de la Constitución que está siendo discutida y votada por los Congresos de las entidades federativas.
"Desde luego que un militar puede participar en tareas políticas y puede tener aspiraciones políticas, incluso ser presidente de la República, pero deberá participar en cuestiones electorales y someterse a las urnas", comentó el responsable de la política interna ante los legisladores hidalguenses, ante los cuales, irónicamente negaba que el país se encuentre sometido a un proceso de militarización.
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