José Blanco - Periódico La Jornada
Con una dosis eficaz de ironía y sarcasmo, allá por la mitad de la década de 1990 el economista italiano Giorgio Ruffolo dijo –seguramente a punto de la carcajada–: Sí, el capitalismo tiene los siglos contados. Su dardo iba dirigido a los críticos de ese sistema socioeconómico, en quienes veía una propensión incurable a mirar el mundo con una enorme carga dramática; para ellos el apocalipsis estaba a un paso, el mundo se caía a pedazos.
El aguijonazo de Ruffolo procede de cuando los beneficiarios del capitalismo se vieron solos y amos del mundo con el eclipse de la URSS. Aunque el panorama les sonreía, lejos de sus certezas el capitalismo estaba dejando de ser una organización económica que salvaguardara el futuro para sus beneficiarios, los empresarios capitalistas.
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