- El crecimiento económico no se traduce en una mejora suficiente de condiciones de vida; tener un empleo ya no es sinónimo de estabilidad
A pesar de que la economía española recuperó en 2017 el PIB perdido durante la crisis financiera y la recesión, la situación individual y familiar de los españoles no ha mejorado en la misma proporción. La encuesta de condiciones de vida elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) ofrece un retrato todavía preocupante de los hogares españoles, aunque es cierto que ligeramente mejor que el que presentaban en los momentos más crudos de la recesión. El 34,4% de las familias no puede ir de vacaciones, más del 37% no puede afrontar gastos imprevistos; el 21,6% de la población está en riesgo de pobreza; y vive en pobreza severa el 5,1% de los españoles, casi 2,4 millones de personas. Además, el volumen de horas trabajadas de muchos de los asalariados es muy superior a las 40 horas semanales. No hay correspondencia entre la fase de recuperación económica y la mejora que cabía esperar en las condiciones de vida de los ciudadanos.
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