- El contenido de la reunión de los líderes en Helsinki, que solo tuvo a los traductores de testigos, desata grandes dudas y especulaciones en EE UU. Legisladores demócratas han pedido que la intérprete estadounidense testifique.
Amanda Mars - Washington - El País
Aparte de Donald Trump, hay una sola persona estadounidense que conoce el secreto que lleva de cabeza a Washington: de qué demonios hablaron el presidente y su homólogo ruso, Vladímir Putin, el pasado lunes en Helsinki. Fue una cumbre polémica por muchos motivos y uno de ellos estriba en que la celebraron a solas, sin más testigos que sus respectivos intérpretes. Así que la estadounidense en cuestión se llama Marina Gross y es una veterana traductora de ruso del Departamento de Estado cuyo papel hubiese pasado desapercibido en circunstancias ordinarias. Pero nada es ordinario en la América de Trump.
No hay comentarios:
Publicar un comentario