Luis Rubio - El Siglo de Torreón
La pobreza de la parte sur del país es lacerante e intolerable y más cuando se aprecia la brecha creciente que caracteriza a los dos Méxicos, el que crece con celeridad y el que se rezaga y empobrece.
Los sismos recientes no hicieron sino evidenciar, una vez más, las dimensiones del problema y la urgencia de atenderlo. No hay forma en que el país pueda lograr el desarrollo sino “echa a andar” al sur. Pero no es obvio lo que se deba o pueda hacer para lograr este imperativo medular.
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