- La batalla por el poder en la oposición llega a su punto clave: son los compañeros de la expresidenta los que deben votar si la sacan del tablero o la dejan dentro
Desde los tiempos de Perón, Argentina no es país para perdedores. No hay espacio para el segundo puesto. No lo hay en el fútbol, donde los argentinos consideran una humillación ser finalistas y no ganar, y machacan a los jugadores, incluido al extraterrestre Messi. No lo hay en el sindicalismo, donde el que pierde la batalla interna acaba muchas veces expulsado. Y mucho menos en la política. Por eso muchos presidentes, como Carlos Menem, se aferran al poder. Porque temen ir a la cárcel en cuanto lo pierdan.
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