Una de las fábulas más célebres atribuidas a Esopo es la del escorpión y la rana, donde el batracio ayuda al depredador a cruzar el rio y ve materializados sus dudas y temores cuando, a la mitad del camino, le cruza su venenoso aguijón. Las fábulas tienen una finalidad didáctica ética y universal, que llega a una expresión sublime cuando la rana que le pregunta por qué ha podido hacer algo así, ya que morirán los dos ahogados. “No he tenido elección”, dice el escorpión, en una de las frases más citadas a los largo de los siglos, “es mi naturaleza”. Es la moraleja de cómo hay quienes sacan su maldad sin importarles las consecuencias, incluso dañándose a sí mismos, que se puede aplicar mecánicamente a Ricardo Anaya, el autoproclamado candidato de una coalición armada a su gusto y necesidades. Pocos como él simbolizan mejor las ambiciones sin escrúpulos.
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