En la manta sobre la que un vendedor ambulante coloca su mercancía cabe todo el mundo. Si se observa con detenimiento se puede identificar la odisea de los migrantes e indocumentados, encarnación de uno de los fenómenos demográficos más importantes de nuestro tiempo. También se puede reconocer el trágico drama detrás del poder de mercado de los grandes conglomerados que explotan brutalmente a sus trabajadores y abusan de los consumidores. En fin, en una manta está la trama de lo que se ha dado en llamar la globalización de los mercados.
Comencemos por la migración, con sus 250 millones de personas que en 2015 cruzaron una frontera internacional en busca de mejores oportunidades económicas. Los países más desarrollados fueron el principal polo de atracción. La huella económica de estos flujos migratorios alcanza proporciones macroeconómicas, con remesas superiores a 600 mil millones de dólares (mmdd). De ese monto, un total de 445 mmdd fue a parar a países en vías de desarrollo. Para muchos países las remesas juegan un papel vital en la balanza de pagos: para Liberia y Senegal las remesas equivalen a 24.6 y 10.3 por ciento del PIB, respectivamente.
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