lunes, 28 de agosto de 2017

2018. EL DESTAPE

Raymundo Riva Palacio - El Financiero
Quien más le habló al presidente Enrique Peña Nieto, de cómo se abrió y despresurizó la sucesión presidencial en 1987, terminó inaugurando el híbrido método para la de 2018. Emilio Gamboa, coordinador del PRI en el Senado y uno de los maquiavelos que hablan al oído del príncipe, en un jugueteo con la prensa, definió la mano de cuatro en el ánimo del Presidente. Tras ese destape, Peña Nieto anunció indirectamente a los designados para jugar en la contienda. Esta afirmación es intuitiva a partir de la biografía de los hombres involucrados. Gamboa es un político sazonado en múltiples batallas, sumamente cuidadoso con lo que dice, e incapaz de colocar una palabra más allá de lo que se necesita para alcanzar el objetivo. Peña Nieto es ortodoxo, y como difícilmente se iba a atrever a innovar el proceso sucesorio dentro de su partido, había que abrir la válvula de presión y colocar nombres en el escenario, donde el resto de los partidos ya tienen a sus actores.

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