Enrique Quintana - El Financiero
Andrés Manuel López Obrador tiene un gran enemigo. No es Carlos Salinas ni Felipe Calderón. Tampoco es Miguel Ángel Mancera y menos aún el presidente Enrique Peña.
Se trata de ¡él mismo!
Muchos de los que lo conocen o quienes han seguido cercanamente a AMLO están esperanzados o temen (según el caso) que repita la historia y que su temperamento lo lleve a desbarrancarse en la carrera presidencial que hoy encabeza.
El ejemplo de lo que puede suceder es el caso Monreal.
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