jueves, 31 de agosto de 2017

WASHINGTON, CONTRA LAS CUERDAS

  • Pyongyang le está ganando la partida a Trump con su escalada nuclear
LLuís Bassets - El País
Nadie quiere la guerra. Ni siquiera quien más está esforzándose por arruinar la paz, que es la dictadura comunista hereditaria de Corea del Norte. Si llega a estallar, será quien la perderá y el régimen desaparecerá, aunque no está nada claro qué es lo que vendrá después. China no la quiere, pues se encontraría de entrada con un éxodo norcoreano difícil de gestionar y al final con una península coreana unificada llena de inconvenientes geopolíticos. Tampoco la quiere Corea del Sur, con Seúl, con 10 millones de habitantes, a apenas 50 kilómetros del paralelo 38 y a tiro de la artillería pesada de las fuerzas armadas nordistas. Ni Japón, un país pacifista cuya economía y población sufrirían muy rápidamente.

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